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¡Solidaridad internacional con la lucha indígena en defensa de su territorio Peruano - CANTUTA A FAVOR DE LOS AMAZONICOS


UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN

ENRIQUE GUZMÁN Y VALLE

LA CANTUTA

DOCUMENTO DE TRABAJO  Nº 21

06 de junio de 2009

http://tito-francisco.blogspot.com/                   Francisco Huamantinco Cisneros

                                                                                   Facultad de CC. SS y HH.

 

BAGUA, UN CAPÍTULO MÁS DE LA HISTORIA

La masacre de los gloriosos pueblos de Ayacucho y Huanta el 21 y 22 de junio de 1969, era hasta ayer, 5 de junio de 2009, la última que  los gobiernos del Perú vinieron cometiendo contra el pueblo peruano. En dichas jornadas, esos pueblos se cubrieron de sangre y de gloria defendiendo su derecho a la educación gratuita, pisoteado por los sátrapas del momento. A las gestiones pacíficas de estos pueblos, los gobernantes golpistas opusieron su rigidez, soberbia y ceguera. A pesar de que sabían que el pueblo tenía la razón, hicieron primar su “principio de autoridad”, su “disciplina” y rechazaron el pedido popular: restitución de la enseñanza gratuita. La masacre que siguió a la redada de los dirigentes populares dio un saldo doloroso para el pueblo: 4 muertos reconocidos por el gobierno (se habla de quince), en Ayacucho; decenas de asesinados en Huanta y el gobierno que reconoce 15. Dos días después de las matanzas, el gobierno dictaba la Ley de la Gratuidad de la Enseñanza. El movimiento y la represión fueron silenciados por el gobierno golpista y pocos en el país agradecieron la inmolación ayacuchana por el logro de un derecho de todos los peruanos.

Ayer, hombres del pueblo volvieron a ser masacrados, en una lucha entre desposeídos, marginados. Esta vez es Bagua. A la masacre seguirá la represión, la persecución de los dirigentes y los hombres de base que más resaltaron. Las cárceles se llenarán de luchadores; cada politiquillo dará su versión; la prensa los entrevistará a ellos; los gobernantes darán su propia versión y todo ello será para escarnecer a los pueblos de la selva. Las causas de la resistencia nativa amazónica serán cubiertas con un manto de silencio y olvido. Sus luchas, sus anhelos, intentarán ser relegados al olvido, tal como sucedió tantas veces antes de ahora.

Sin embargo, la masacre de Bagua se produce en un contexto nacional y global en el que ya es poco probable acallar a la prensa y a la opinión pública nacional. Y si así fuera, por la complicidad de los medios de difusión (lo cual es altamente probable) es imposible hacerlo, felizmente, con la opinión mundial. Lo que sí ya empezó a producirse a través de estos medios es la tergiversación de los hechos. Algunos editorialistas y columnistas deberían tener más vergüenza o inteligencia y no pensar que sus “sesudos” análisis van a ser tragados por el país. El Perú ha sido testigo de los hechos protagonizados por los que tienen el poder político. Ahí están las declaraciones altisonantes, soberbias y provocadoras del señor García; la “mecedora” del señor Simon; la desvergüenza de la alianza apro-fuji-unidad en el Congreso; la prensa venal que ignoró o minimizó la protesta (con una sola excepción); la actitud de desinterés, por desinformación, de nuestra anoréxica ciudadanía e intelectualidad; el abierto llamado a la represión por parte del diario correo. Todos ellos intentando derrotar al pacífico movimiento indígena amazónico. Frente a esto, la acusación de intransigencia nativa.

Los nativos están luchando por las fuentes de su subsistencia y existencia como pueblos y como seres humanos con dignidad. Para ellos, aquí no hay nada que negociar: es la derogatoria de los instrumentos legales que atentan contra ellos o es la muerte.

Están defendiendo sus tierras, García, sus tierras, porque en ellas nacieron, vivieron, sufrieron y murieron cientos de generaciones, antecesoras de las actuales. No es como quiere hacer creer usted, supuesto hortelano a un sector popular desideologizado, despolitizado, desmemoriado. Es más, sabiéndolo o no, esos miles de hermanos de la selva amazónica (nativos, mestizos, colonos, etc.) han asumido una postura de defensa del ambiente que los beneficiará a ellos, pero también están defendiendo los últimos pulmones del planeta; uno de los elementos mayores de equilibrio climático del mundo que aminora el  calentamiento global por incremento de CO2; un importante reductor de la evapotranspiración y de los cambios en el albedo en la región. Es decir, están defendiendo una de las pocas esperanzas de salvación de la especie e incluso de la vida misma.

Las desdichas de la selva y de los pueblos de la selva empezaron con la presencia de los conquistadores luego, de los misioneros. Se introdujo la servidumbre, la esclavitud poco disimulada, el etnocidio. Pero estos hombres, con Juan Santos a la cabeza, demostraron su espíritu libertario poniendo en jaque a los colonialistas españoles. Luego vendría la dolorosa época del caucho, entre 1890 y 1920, en la que los “desarrolladores” hicieron desaparecer naciones íntegras y esclavizaron otras, en tanto depredaban el ambiente bajo la mirada de los gobiernos que entonces también hablaban de desarrollo del país.

Y, ahora, este presidente que dice ser de todos los peruanos, pero ataca a los maestros, mineros, ambientalistas, médicos, comunidades campesinas, SUTEP, fonavistas, CGTP, nativos amazónicos, etc.; este visionario que ve un país desarrollado en base a la venta de todo aquello que puede vender y aun de lo que no puede vender (caso Collique); el que impuso la “austeridad” a las instituciones sociales populares como los hospitales y universidades mientras los suyos cargan con los cuatro suyos. 

La vanidad y la soberbia del presidente ha puesto la selva en venta porque, como todos sus congéneres, considera que es territorio desocupado y que si hay alguien por ahí, no tiene porqué consultarle, como no consulta a las sachavacas o a los ronsocos (que, dicho sea de paso, también tienen derecho a la existencia como especie). Este señor, al que nosotros, desmemoriados hortelanos, le dimos nuestra confianza, sabiendo que no era confiable, para cuidar los intereses de nuestro territorio, ha puesto en venta los suelos del país como si fuera dueño, cuando no es sino un guardián contratado por cinco años; ha  abierto las puertas a nuestro enemigo histórico y a los grandes poderes económicos nacionales y del mundo con la secreta esperanza de acceder a la política internacional.

A través de la historia, la selva fue considerada como una región abierta al saqueo indiscriminado de sus recursos naturales, una tierra en la que individuos particulares, empresarios, poderes económicos, potencias internacionales, el Estado peruano hacen lo que les viene en gana. El resultado es la inmisericorde explotación de las poblaciones nativas amazónicas que las ha empobrecido material y espiritualmente. A ellas se las dirige discursos  demagógicos e hipócritas desde hace un siglo, hablándoles de “desarrollo” (caucho, petróleo, gas) para lo cual hay que devastar su territorio y aniquilar su población y de “conservación” para lo cual se les arrebata tierras y se implantan áreas protegidas que más tarde se conceden a poderosas empresas.

Los hombres de la selva dicen no querer el desarrollo ni la conservación de los occidentales. Ellos conocen su propia situación y ven su propio futuro, desde su cosmovisión, su realidad, sus mitos, sus leyendas, sus sueños, su nexo con la naturaleza. La biodiversidad es para ellos parte de su cotidianeidad y de su armónica relación milenaria con natura. 

Occidente ha convertido a todas las poblaciones nativas en su área de dominio, no de desarrollo. Occidente se desarrolló gracias al oro, la plata, los miles de millones de horas hombre que trasladó a Europa en base a la explotación del hombre nativo americano y del trabajo esclavo. Su pregonado desarrollo no pudo ser posible sin la exacción de los pueblos dominados; tampoco es posible, ahora, sin la pobreza de los pueblos subdesarrollados. La sostenibilidad de los pueblos ricos, se erige sobre la insostenibilidad de los pueblos del tercer mundo y del planeta. Occidente, para la selva amazónica significó enfermedades desconocidas, servidumbre, imposición de una cultura extraña y, en el siglo XX, todas las formas de genocidio (exterminio sistemático y violento de un grupo social),  etnocidio (asimilación forzosa a la cultura dominante) y esclavitud. La Amazonía ha aprendido la lección y contra esa realidad, ahora, se resiste.

Los sucesos de Bagua deben remover la conciencia adormecida de los peruanos y del mundo para que en los días venideros promueva una reflexión profunda, una toma de conciencia y, por tanto, una acción firme sobre el drama  de quinientos años que vive la región amazónica. Drama que se sintetiza en el despojo de tierras, enfermedades, tortura, esclavitud, genocidio, etnocidio, a semejanza de los pueblos nativos de la sierra.      

Bagua ha desnudado las entrañas de este régimen: el desprecio por la vida de los demás, la subsistencia del genocidio. La masacre de Bagua es un crimen de lesa humanidad y debe ser condenado y sancionado. Llegará el día en que los responsables directos e indirectos sean puestos en el banquillo, con una acusación más sobre sus hombros.

La lección ética, política y social que supone esta masacre, con lo doloroso que es para los deudos de ambas partes y para nuestra conciencia, es servir como estímulo para hacer un verdadero esfuerzo en el respeto y preservación de pueblos, culturas y biodiversidad.

Por lo manifestado, exigimos que el pensamiento libre peruano; los organismos no gubernamentales (odiados por el APRA y la “derecha"); los organismos de derechos humanos nacional y extranjeros; las organizaciones indígenas de todo el orbe; los gobiernos democráticos del mundo; las organizaciones religiosas, verdaderamente creyentes; las universidades del país y del mundo; etc. se pronuncien contra este crimen, perfectamente organizado para dar un “escarmiento a los indios” y, al mismo tiempo, aparecer como víctima gracias a las vidas de los policías que fueron enviados a un enfrentamiento fratricida. Los policías sacrificados son padres de familia, novios, hermanos, hijos, del pueblo. Ninguno de ellos pertenece a los círculos del señor García, ni de los congresistas, ni de los poderes económicos. También ellos son víctimas de este gobierno.  

                                                                                                                                       ¡VIVA EL PERU!

                                                                                                                 ¡VIVAN LOS PUEBLOS QUE LUCHAN POR SUS DERECHOS!

 

ESTUDIANTES DE LA CANTUTA MARCHAN EN FAVOR DE LA SELVA


VER VIDEO

http://www.youtube.com/watch?v=xrxvupoqnRw&feature=channel



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